La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), organismo que depende directamente del Ministerio de Sanidad del Estado español, ha advertido que se ha detectado un riesgo para la salud de los niños. La AEMPS destaca que existe un riesgo de que los niños puedan desarrollar una sobredosis accidental de paracetamol en solución oral -jarabes o polvos que necesitan mezclarse con agua-, lo que puede conllevar un riesgo de toxicidad hepática potencialmente mortal.
La AEMPS ha alertado de este riesgo tras recibir un aviso del Sistema Español de Farmacovigilancia (SEFV-H) al detectar dos casos de niños en los que se había producido una reacción en el organismo relacionada con una sobredosis accidental de este medicamento. En los dos casos detectados por el SEFV-H esta sobredosis se produjo debido a un error, ya que los padres de los dos niños provenían de fuera del estado español y en sus países de origen los jarabes tenían una concentración de principio activo tres veces inferior a la que se comercializa en el estado, motivo por el cual los padres administraron el mismo volumen de medicamento que en sus países de origen, lo que provocó que los niños recibieran por error el triple de dosis.
El peligro latente
El paracetamol es uno de los medicamentos más popularizados del país. Su uso a menudo es incontrolado en los adultos y, como consecuencia, una mala información sanitaria sobre los medicamentos por parte de los padres puede dejar expuestos a los niños a una sobredosis accidental. En el Estado español los medicamentos pediátricos comercializados tienen una concentración de 100 miligramos por milímetro (mg/ml) y desde la AEMPS apelan a la importancia de tener toda la información correspondiente, tanto por parte del médico que es el encargado de ajustar la dosis de paracetamol según la concentración del medicamento y el peso del paciente, mientras que los padres deben velar por seguir las instrucciones de los médicos y farmacéuticos.
Una sobredosis accidental, aunque no desarrolle síntomas, debe ser atendida por los profesionales del servicio sanitario, ya que existe el riesgo de que los síntomas o las consecuencias -tales como mareos, vómitos, pérdida de apetito, ictericia, dolor abdominal o insuficiencia renal y hepática- derivadas de esta sobredosis aparezcan más lentamente a partir del tercer día después de que se haya administrado el medicamento.

¿Qué es la toxicidad hepática o hepatitis tóxica?
La toxicidad hepática, también conocida como hepatitis tóxica, es una inflamación del hígado en respuesta a toxinas y la aparición de los síntomas puede variar drásticamente, ya que pueden mostrarse al cabo de pocas horas o pocas semanas de estar en contacto con las toxinas. A pesar de ello, los síntomas de la hepatitis tóxica suelen desaparecer cuando el contacto con la toxina se ve interrumpido.
Entre los síntomas más frecuentes de la toxicidad hepática encontramos el color amarillento de la piel o de la parte blanca de los ojos (ictericia), picazón, dolor en la parte superior derecha del estómago, fatiga, falta de apetito, vómitos, náuseas, fiebre, o pérdida de peso entre otros.
Las recomendaciones de la AEMPS
Para evitar esta sobredosis, la AEMPS recomienda que los profesionales de los servicios sanitarios receten la cantidad exacta en mililitros que debe tomar el paciente según la concentración del medicamento y el peso del paciente y asegurarse de que los padres o quien tenga la tutela del niño entiendan el tratamiento que debe seguir el paciente. En el caso de padres migrantes, se pide que haya pedagogía por parte del médico para hacer entender la situación y que estos padres estén especialmente atentos.
Desde la administración española ponen énfasis en que el adulto responsable del niño siga las instrucciones que ha indicado el médico o que figuren en el prospecto del medicamento, y si tienen dudas a la hora de seguir el tratamiento consulten con el profesional sanitario correspondiente.
