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Un yacimiento de 400 millones de años puede tener la clave del origen de la vida

Las últimas tecnologías han permitido que un yacimiento de 400 millones de años, descubierto hace más de un siglo en Escocia, se convierta en un elemento clave para que podamos comprender, finalmente, el origen de la vida. Denominado ‘la Piedra Rosetta’ de los organismos de nuestro planeta, en referencia a las inscripciones que permitieron descifrar los jeroglíficos egipcios, los últimos descubrimientos que se ha hecho un equipo de científicos de la Universidad de Edimburgo han estado publicados en ‘Nature Communications’.

Las nuevas técnicas revolucionan un yacimiento muy estudiado

El yacimiento de Rhynie, en el nordeste de Escocia, tiene unos 407 millones de años y siempre había sido considerado uno de los más importantes del mundo. Ahora, pero, los últimos análisis han mostrado que la preservación de los fósiles que contiene, a nivel molecular, es todavía mejor del que se había pensado hasta ahora. Los restos son de todo un ecosistema fosilizado, cosa que da una visión mucho más amplia, y las últimas técnicas de obtención no-invasiva de imágenes, junto con el análisis de datos y el aprendizaje automático, han permitido analizar muestras en más profundidad que hasta ahora.

El yacimiento de Rhynie contiene todo un ecosistema entero, es por eso que es una ventana inestimable a la diversidad de organismos que había hace 407 millones de años
El yacimiento de Rhynie contiene todo un ecosistema entero, es por eso que es una ventana inestimable a la diversidad de organismos que había hace 407 millones de años

Así, por ejemplo, usando la llamada espectroscopia FTIR, que usa infrarrojos para obtener datos con alta resolución, se ha podido ver el alto nivel de preservación de la información molecular del interior de las células, los tejidos y los organismos que quedaron imprimidos a la roca del yacimiento.

Identificando y descubriendo rasgos de nuevas especies

Como que ya se conocían la mayoría de organismos representados, los investigadores han podido identificar las improntas moleculares que permiten distinguir entre hongos, bacterias y otros grupos. Gracias a esto, también se han podido descubrir algunos de los miembros más desconocidos del ecosistema de Rhynie, incluidos dos ejemplares del nematòfits, unos seres tubulares misteriosos que tienen características tanto de algas como de hongos. Si hagamos caso en los últimos análisis, parece que no eran ni liquenes ni hongos.

Los nuevos métodos de obtención de datos, análisis y clasificación han permitido conocer mucho más a fondo unos restos que hace más de un siglo que se descubrieron | Coxhead / Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0)
Los nuevos métodos de obtención de datos, análisis y clasificación han permitido conocer mucho más a fondo unos restos que hace más de un siglo que se descubrieron | Coxhead / Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0)

Una nueva tecnología al servicio del estudio de restos vivos antiguos

Así pues, más allá de los resultados concretos de este estudio, la investigación ha servir para demostrar el potencial de una manera rápida y no invasiva de discriminar entre varias formas de vida por conocer mucho más a fondo la diversidad que había entre los organismos primitivos de nuestro planeta. Además, introduciendo los datos en un algoritmo de aprendizaje automático, pueden ser clasificados a gran velocidad, una técnica que se podría aplicar fácilmente a otros yacimientos.

Todo ello, además, muestra todo el que se puede aprender si la paleontología se combina con la física y con la química en la hora de estudiar formas de vida antiguas, usando las últimas técnicas por reexaminar restos encontrados hace tiempos y aprender todavía más del registro fósil de que ya disponemos.

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