Un nuevo estudio de datos del Centro Ciccarone para la Prevención de Enfermedades Cardiovasculares de Johns Hopkins de los Estados Unidos ha alertado que fumar, sea mucho o poco, supone un agravio importante para la salud de los fumadores. Los investigadores señalan que incluso aquellas personas que son fumadoras ocasionales tienen un riesgo notablemente mayor de padecer enfermedades cardíacas incluso después de haber dejado de fumar años atrás.
Los investigadores analizaron los datos de más de 300,000 adultos que participaron en 22 estudios longitudinales durante casi 20 años (19 años y 9 meses) y pudieron documentar que se produjeron más de 125,000 muertes y un total de 54,000 enfermedades cardiovasculares como pueden ser infartos, insuficiencia cardíaca o accidentes cerebrovasculares.

Los resultados del estudio muestran que aquellas personas que son consideradas fumadoras ocasionales o que tienen un tabaquismo de baja intensidad (de dos a cinco cigarrillos al día) están asociadas con un riesgo muy alto de padecer afecciones para la salud. De hecho, los investigadores detallan que el tabaquismo de baja intensidad está asociado con un riesgo un 50% mayor de insuficiencia cardíaca y un riesgo un 60% mayor de muerte por cualquier causa en comparación con aquellas personas que nunca han fumado.
«Este es uno de los estudios más amplios sobre el tabaquismo realizados hasta la fecha, que utiliza datos de la más alta calidad en la literatura sobre epidemiología cardiovascular. Es notable el perjuicio que es fumar; incluso dosis bajas de tabaco conllevan grandes riesgos cardiovasculares. En cuanto al cambio de comportamiento, es fundamental dejar de fumar lo más pronto posible, ya que el tiempo transcurrido desde que se dejó de fumar por completo es más importante que la exposición prolongada a una menor cantidad de cigarrillos cada día», destacan los investigadores.
Dejar de fumar no es suficiente, pero ayuda
Uno de los otros aspectos que destacan los investigadores es que dejar de fumar no es una solución definitiva, ya que pudieron descubrir que incluso después de 30 años de dejar de fumar los exfumadores tienen un riesgo mayor de padecer problemas cardiovasculares y enfermedades más grande que aquellos que nunca han fumado. Los autores del estudio sí que señalan, sin embargo, que el riesgo disminuye considerablemente a partir de los primeros diez años después de dejar de fumar.
No fumar nunca, la mejor solución
Los investigadores, sin embargo, ponen énfasis en que los resultados del estudio solo indican que lo mejor que pueden hacer los humanos es no fumar, ya que esto supone que habrá un riesgo 0 añadido. En paralelo, los autores del estudio también destacan que la mejor manera de hacer bajar drásticamente el riesgo provocado por el tabaquismo es dejar de fumar, no reducir su consumo, a una edad temprana (dentro del marco legal) y destacan que se debe dotar de más recursos a los programas de prevención del tabaquismo.
