Los tiranosaurios rex podrían no haber tenido los dientes tan visibles como nos muestran las reproducciones que se habían hecho hasta ahora. Según afirma un equipo de investigadores en un artículo publicado en la revista ‘Science’, estos enormes depredadores podrían haber tenido los dientes escondidos detrás unos labios parecidos a los de los lagartos actuales, especialmente los dragones de Komodo. Un descubrimiento que podría cambiar por siempre jamás el aspecto que nos imaginamos que tenían y, también, nuestra comprensión de cómo se alimentaban.
Una pista para mirar de resolver el misterio
Si bien los parientes más próximos de los terópodos no aviarios, los cocodrilos, no tienen labios cubriendo sus dientes, casi todo el resto de vertebrados terrestres tienen. Es por eso que los científicos responsables de este trabajo miraron de averiguar si también tenían, una tarea difícil teniendo en cuenta que los tejidos blandos no son presentes al registro fósil. Analizaron los cráneos y los dientes disponibles y las compararon con los reptiles vivos. En concreto, se fijaron en los patrones de la foramina, pequeños caminos a través de los huesos, tanto en los terópodos como otros parientes suyos actuales y extinguidos.
La foramina y el esmalte de los dientes hacen pensar que tenían labios
La foramina encamina los vasos sanguíneos y los nervios hacia el tejido blando alrededor de la boca. En el caso de los cocodrilos se encuentran esparcidos por toda la mandíbula pero, en reptiles con labios como los lagartos, forman una línea a lo largo del borde de la mandíbula, cerca de los dientes. Los tiranosaurios tenían la foramina de esta última manera, cosa que supone un primer indicio que tenían labios.

La segunda pista la dio el esmalte de los dientes. Cuando se seca, se deteriora mucho más rápidamente, y el análisis de los dientes de los cocodrilos muestra que el lado que está siempre expuesto al exterior, por su carencia de labios, se desgasta mucho más que la banda de dentro de la boca. En el caso de los terópodos, en cambio, el desgaste es bastante pareciendo adentro y afuera, cosa que indica que debían de tener los dientes cubiertos y húmedos.
El caso de los varanos también da todavía más pistas. Tienen dientes muy largos y serradas, como la de los terópodos, tienen suficiente labio como para cubrir sus dientes, cosa que indica, además, que es posible que estos dinosaurios pudieran tener los dientes completamente en el interior de la boca.
Finalmente, los análisis también han revelado que los
Todo ello, pero, son solo indicios, sin ninguna prueba definitiva. Probablemente haría falta encontrar un tiranosaurio momificat, con los tejidos faciales preservados, para poder demostrar definitivamente si tenían labios o no. Todo apunta, pero, que debía de ser así.