Dos nuevos estudios liderados por investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) constatan que las mariposas se encuentran en un grave riesgo para su supervivencia debido a los fenómenos climáticos extremos. Los investigadores señalan que la combinación de la sequía y las olas de calor comprometen el éxito vital de la especie y podría causar que las poblaciones de mariposas acaben colapsando.
La investigación liderada por el CREAF se ha centrado en la mariposa blanquita perfumada (‘Pieris napi’) y la blanquita de la col (‘Pieris rapae’) y a lo largo de 4 años de seguimiento realizados por el proyecto MICROCLIM han podido evidenciar que las larvas de estas mariposas experimentaban cambios en la tasa de supervivencia dependiendo de en qué microhábitat hayan hecho la puesta. Los resultados del estudio muestran que en el caso de los microhábitats del bosque, espacios donde hay más sombra, humedad y una mayor presencia de árboles las mariposas pueden mitigar los impactos del cambio climático en su supervivencia y ejercer como un refugio seguro para poder hacer las puestas de huevos; los investigadores, sin embargo, advierten que con el cambio climático y la aparición más frecuente de fenómenos climáticos extremos como las olas de calor superiores a los 40 grados y las graves sequías pueden hacer que este tipo de espacios acaben perdiendo su valor como refugio, un hecho que acabaría causando que las sociedades de mariposas colapsen y se vean abocadas a la desaparición.
¿Cómo afecta el clima a las especies?
El proyecto MICROCLIM analizó cómo respondía la blanquita perfumada en condiciones de reducción drástica de emisiones de CO₂ -condiciones bajo las cuales la temperatura puede aumentar hasta 4 grados y en las cuales se pueden sufrir más fenómenos climáticos extremos-. Para encontrar cómo respondía esta especie, los investigadores las analizaron en dos zonas de Cataluña completamente diferentes como son el Cortalet, en el parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà, y el bosque de Can Jordà, en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Los resultados de este estudio muestran que en el Empordà la población de mariposas caía un 3% anual mientras que en la Garrotxa había un aumento del 6%, mostrando cómo los microclimas pueden cambiar la supervivencia de la especie. Maria Vives-Ingla, investigadora del CREAF y primera autora de los estudios en el marco de su tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), asegura que «estas proyecciones ponen de manifiesto que los refugios microclimáticos pueden ofrecer una protección temporal, pero no garantizan la resiliencia a largo plazo ante los fenómenos más extremos e imprevisibles».

El director de la tesis doctoral de Maria Vives-Ingla, el investigador del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, adscrito al CREAF y coordinador del Catalan Butterfly Monitoring Scheme (CBMS), Constantí Stefanescu, reafirma la explicación de Vives-Ingla y destaca que la diferencia entre el Empordà y la Garrotxa «se explica por el microclima forestal que actúa como un refugio climático en el bosque de Can Jordà de la Garrotxa, que protege las larvas de los primeros estadios del calor extremo y la escasez de alimento».