El mundo humano y el mundo animal comparten muchas más cosas de las que podrían parecer en un principio. Un nuevo estudio elaborado por los investigadores Taku Shimada, Yuji Tanaka, Keizo Takasuka, señala que las hormigas utilizan un mecanismo muy humano cuando quieren conquistar una colonia enemiga. Los investigadores pudieron comprobar que existen unas reinas hormigas parásitas que utilizan la guerra química para desestabilizar la colonia enemiga e inducir una rebelión, haciendo que las obreras se subleven y acaben con la reina de su propia colonia. Un golpe de estado en toda regla.
Los autores del estudio centraron su investigación en dos especies de hormigas invasoras como son las Lasius orientalis y Lasius umbratus y pudieron comprobar que estas especies han desarrollado la capacidad de utilizar la guerra química para asaltar las colonias de dos especies con las que comparten parentesco, como son las Lasius flavus y Lasius japonicus. Las orientalis y umbratus no se enfrentan ‘a campo abierto’ contra sus enemigos, sino que a través de sustancias químicas complejas terminan generando un caos en el hormiguero que acaba desembocando en el magnicidio de la reina enemiga.

Una guerra química y de infiltración
La química es el actor principal de la maquinaria de guerra de las Lasius orientalis y Lasius umbratus. Los investigadores recuerdan que las hormigas tienen los olores como uno de los activos principales que rige sobre la disciplina y funcionamiento de las colonias, y por eso destacan que estas dos hormigas invasoras envían una reina parásita a la colonia enemiga. Pero como si fuera una película de espías de la guerra fría, la colonia invasora hace que esta reina parásita adquiera el aroma del hormiguero enemigo y que no la detecten, asegurando así que se camufla químicamente dentro de la colonia y evita que la detecten como un enemigo hostil.
Una vez introducida en la colonia enemiga y perfectamente camuflada, la reina parásita invasora induce a las obreras de la colonia a rebelarse contra su reina, y lo hace también a través de la química. La hormiga invasora distribuye una secreción de ácido fórmico a la reina ‘autóctona’ y hace que las obreras de la colonia identifiquen a su propia reina como un enemigo, lo que hace que la ataquen salvajemente y pongan fin a su vida de forma cruel. En el caso de las orientalis, la reina invasora necesita hacer 15 secreciones, mientras que la umbratus es más efectiva y con solo dos secreciones es suficiente para dar el golpe de estado.
A reina muerta, reina nueva
Una vez la reina invasora ha conseguido el objetivo del magnicidio de la reina autóctona, la usurpadora ocupa su lugar y gracias al camuflaje químico las obreras se cuidan de ella y de su prole, un hecho que termina completando el golpe de estado en el hormiguero y sustituye a las hormigas originales por las invasoras.
