La Antártida es una de las zonas más especiales del mundo. Sus características atmosféricas y la situación geográfica hacen de esta zona del planeta un lugar completamente fascinante y, a la vez, aislado del resto del mundo. Ahora, el virus de la gripe aviar ha llegado hasta la Antártida y ha infectado a sus pobladores, los pingüinos. Una expedición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha podido confirmar que la gripe aviar se ha extendido hasta la Antártida y que está presente en todas las especies que los investigadores han analizado a lo largo de seis islas del norte de la península antártica. El monitoreo de la presencia del virus altamente patogénico (HPAI H5N1) en la Antártida se comenzó a implementar desde enero y de los 42 animales que dieron positivo por gripe aviar, 28 eran cadáveres de especies como focas cangrejeras, págalos, gaviotas, palomas antárticas, pingüinos Adelia y pingüinos Papua y 14 ejemplares vivos de págalos, pingüinos Adelia y pingüinos Papua.
Un virus ‘engañoso’
La presencia del virus en los pingüinos de la Antártida destacó cuando se detectó en colonias de pingüinos que, aparentemente, estaban sanos. La presencia de este virus en animales sanos hace que haya ‘engañado’ parcialmente a los investigadores, ya que la ausencia de mortalidad elevada hace que no se detecten indicios de la presencia de esta enfermedad.

La presencia del virus hace que la expedición del CSIC-UNESPA Antartic Expeditiones se desplace desde el mar de Weddell (donde estaban estudiando su presencia) hasta el sur de la península antártica, donde realizarán una nueva investigación de nuevas áreas que ayudará a comprender cómo el virus ha sobrevivido al frío antártico, cómo algunos pingüinos parecían sanos y cómo se dispersa la gripe aviar.
