Unas células escondidas en el tuétano de los huesos del cráneo podría ayudar a detectar, diagnosticar, monitorizar y tratar varias enfermedades que caen procesos inflamatorios en el cerebro. Este descubrimiento, hecho por investigadores del Centro Hemholtz de Múnich (Alemania) y que ha sido publicado en la revista ‘Cell’, podría ayudar a los pacientes de Alzheimer o esclerosis múltiple, entre otros.
Las defensas que van del cráneo al cerebro
El estudio ha examinado el cráneo a fondo y ha visto que hay células que cambian y se dirigen al cerebro cuando hay lesiones, probablemente viajando a través de canales microscópicos que conectan los huesos y las meninges. Esto, unido al descubrimiento que la inflamación del cerebro es diferente en cada enfermedad, obra una gran puerta para desarrollar aplicaciones directas.
Las células inmunológicas que entran al sistema nervioso central en algunas enfermedades pueden causar efectos muy perjudiciales en el cerebro, puesto que causan inflamación tanto en este organ como la médula espinal y a veces causan enfermedades como ahora la esclerosis múltiple. El hecho que vengan parcialmente del cerebro quiere decir que estos huesos, que se consideraban solo una protección, en realidad tienen un papel mucho más importando y sufren cambios según qué enfermedad se sufre.

En concreto, los investigadores han detectar que un tipo de glóbulos blancos denominados neutrófilos son diferentes de los que hay a otros huesos pero más parecidos a los de las meninges, y que las lesiones cerebrales acentúan esta distinción. En ratones con síntomas de ictus, la actividad de las células en genes relacionados con la migración celular y la inflamación se incrementó, indicando que responden al que pasa en el cerebro.
Marcadores de enfermedades y hasta todo una vía para crear tratamientos
El estudio también hizo un seguimiento de la localización y los niveles de neuroinflamació a los cráneos de personas con Alzheimer, ictus o esclerosis múltiple, observando que los patrones eran diferentes en cada caso y que, por lo tanto, se podría considerar un marcador de la existencia de uno de estos problemas de salud. En el caso del Alzheimer, además, incluso se podía detectar la progresión de la enfermedad.
Además del diagnóstico y el seguimiento, los investigadores creen que sus descubrimientos incluso podrían ayudar en el desarrollo de tratamientos con métodos poco invasivos si bien, de momento, la tecnología no está bastante desarrollada y habrá que trabajar a fondo.