A mediados del siglo pasado, en una excavación, encontraron los restos de un crocodiliforme en el Pallars Jussà y ahora un estudio que se ha publicado en la revista Historical Biology ha descrito estos restos señalando que se trata de un ejemplar de 70 millones de antigüedad y pertenecía a una especie diferente a las ya conocidas de los yacimientos próximos. Este hallazgo tiene una gran importancia, puesto que confirma la existencia de la diversidad de faunas de vertebrados, más allá de los dinosaurios, en la Europa durante la etapa del Cretáceo superior, antes de la extinción masiva de hace 66 millones de años. Los restos fueron encontradas a finales de los años 1950 por un trabajador a una mina explotada para el carbón a Suterranya.

¿Como era este cocodrilo?
Los investigadores analizaron el cráneo de los restos encontrados y determinaron que pertenecía a un ejemplar de la familia de los alodaposúquids, un grupo de cocodriliformes hoy extinguido que durante el Cretáceo superior de Europa fue muy abundante. El año 2015 ya se describió un allodaposúquid (
Un buen ecosistema
El yacimiento de Suterranya-Mina de lignito se formó hace 70 millones de años en una zona que formaba parte de las costas de la isla iberoarmoricana del archipiélago que sería el equivalente en la Europa actual. De hecho, donde vivieron estos cocodrilos era una laguna próxima en el mar y con abundante vegetación que favorece la producción de carbón.
Hay que destacar que dos especies diferentes de allodaposúquids coexistieran en este mismo ecosistema costero del Cretáceo superior supone un refuerzo de la interpretación que señala que estas áreas representaban un hábitat que disfrutaba de una biodiversidad muy rica, puesto que se podían encontrar cocodriliformes, dinosaurios, tortugas, peces, plantas y otros muchos organismos que formaron una compleja red ecológica pocos millones de años antes de la gran extinción masiva.