El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) parece que es una especie más lista del que podríamos pensar. Estas aves carroñeras se aprovechan que los buitres comunes (Gyps fulvus) detectan la carroña y preparan las carcasas, desmembrándolas y comiéndose los tejidos blandos, según explica una investigación de la Universitat de Lleida (UdL), el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (CSIC-UCLM-JCCM) y el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) que ha analizado la relación que hay entre los diferentes carroñeros.
Los investigadores han monitorizado hasta 133 carcasas de diferentes herbívoros y carnívoros de diferentes medidas (entre 1 y 100 kilos) en paisajes abiertos y en matorrales del Pirineo y Prepirineo. La investigación buscaba obtener información de la estrategia de alimentación del quebrantahuesos y poder relacionarlo con los hábitos comunicativos entre las diferentes especies y en cómo modifican su conducta para alimentarse.
Los miembros de la Universitat de Lleida han podido observar que de los cadáveres que el quebrantahuesos utilizaba para alimentarse, el 95,5% ya habían sido explotados con anterioridad por otras especies como el buitre común (93,2%) o el águila dorada (

La actividad de los carroñeros
Los investigadores señalan que las aves carroñeras concentran su actividad durante las horas de luz (93,7%). Los primeros carroñeros que llegan son los buitres, en el 53% de los casos, seguido de los cuervos en el 24% y las águilas doradas 15%. El estudio explica que los quebrantahuesos son la cuarta o la quinta especie al llegar a los cadáveres, un hecho que Daniel Villalba, catedrático de la UdL, señala que «muestra que los quebrantahuesos se benefician de la colaboración heteroespecífica para explotar carroña media-grande».