Las personas podemos ver más tonos de azul del que lo hacen nuestros parientes más próximos, los simios. En un estudio publicado a ‘PNAS’, un equipo de investigadores ha comparado la visión humana con la de dos especies, los macacos y los titís, descubriendo el que parecen algunas adaptaciones evolutivas recientes que mejoran el envío de señales de la visión del color al seso.
Comparando las redes neuronales que detectan los colores
En este trabajo impulsado por un equipo internacional de científicos, se han comparado las conexiones entre las neuronas que transmiten el color a las retinas de los humanos y de estas dos especies de monos, de quienes nos separan 25 millones de años de evolución. El objetivo era comprobar si la red de las zonas asociadas a la visión del color se ha mantenido en las tres especies a pesar de esta distancia. Para hacerlo, se han fijado en los fotorreceptores que son parte del que nos da el agudeza visual necesaria para ver las palabras de una página o que tenemos delante mientras conducimos, además de los colores.
Diferencias importantes que dan algunas pistas
Los resultados indican que algunos de estos fotorreceptores, los de ola corta, sensibles al azul, son presentes a los humanos pero no en los titís y que, además, también son diferentes del circuito observado en los macacos. De hecho, siguiendo con los modelos de visión de color establecidos anteriormente en primates no-humanos, se han descubierto algunas características inesperadas en la visión de los humanos.
Este conocimiento específico de los circuitos neuronales complejos de la percepción del color de cada especie puede ser muy útil en el futuro para entender y explicar el origen de las características distintivas de la visión de los humanos. Así, los investigadores apuntan que las diferencias observadas, como las que hay entre otros mamíferos, se pueden explicar por las adaptaciones a los nichos ecológicos que ocupan.
