Los árboles son parte fundamental de la vida en la Tierra por su capacidad de generar biomasa y almacenar carbono. Ahora un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Yale (Estados Unidos de América) ha examinado 150 árboles vivos de 16 especies en la región noreste de los Estados Unidos y han podido descubrir que en los árboles habitan billones de bacterias, unas bacterias que se distribuyen entre el duramen -la parte de la madera que ocupa prácticamente toda la parte central del tronco y las ramas de los árboles– y la albura -la madera que corresponde a los últimos anillos de crecimiento del árbol- y que cada uno tiene su propio microbioma único.

El candidato a doctorado Jonathan Gewirtzman y el ingeniero químico y ambiental recién graduado Wyatt Arnold han sido los encargados de liderar el estudio. Los resultados de su investigación muestran que en el duramen dominan los microbios que no necesitan oxígeno, mientras que en la albura los microbios dominantes son los que sí necesitan oxígeno para sobrevivir. En un comunicado de la Universidad de Yale, Arnold señala que «una de las cosas que me pareció más interesante fue cómo estos microbiomas variaban entre las diferentes especies» y pone de ejemplo los arces de azúcar, donde explica que «se ha encontrado una comunidad [de microbios] muy diferente de la de los pinos, y estas diferencias eran constantes y se conservaban. Creo que esto respalda la idea de que estas comunidades microbianas no solo se configuran por las condiciones únicas de las diferentes especies de árboles, sino que incluso podrían haber coevolucionado con los árboles a lo largo del tiempo».

Hallazgos de gran valor para el futuro

El hallazgo de la existencia de estas ‘comunidades’ microbianas en los árboles no solo es un descubrimiento para comprender la fisiología arbórea y la ecología forestal en la actualidad, sino que los resultados de esta investigación se pueden utilizar para predecir la respuesta de los bosques a los cambios futuros y adaptarse al cambio climático. De hecho, las investigaciones científicas que exploren los microbiomas repartidos por todo el mundo pueden hacer que la comprensión de la comunidad científica sobre los factores que impulsan la diversidad y la función microbiana aumenten.

Ingalls Summer Ecology Program interns Marsh Hlavka '23, '25MESc i Makenzie Birkey '24 mostreig de nuclis d'arbres, sòls i mesura d'emissions de gasos al bosc de Yale-Myers. Jonathan Gewirtzman (Universitat de Yale
Ingalls Summer Ecology Program interns Marsh Hlavka ’23, ’25MESc y Makenzie Birkey ’24 muestreo de núcleos de árboles, suelos y medición de emisiones de gases en el bosque de Yale-Myers. Jonathan Gewirtzman (Universidad de Yale

Uno de los líderes del estudio, el candidato a doctorado Jonathan Gewirtzman señala que «comprender estos ecosistemas internos nos proporciona información sobre las funciones biogeoquímicas más amplias de los árboles y cómo podrían contribuir al ciclo del carbono forestal y a los procesos de intercambio de nutrientes de maneras que no habíamos considerado completamente antes». «Existe una enorme reserva de biodiversidad inexplorada: innumerables especies microbianas que viven dentro de los árboles del mundo y que nunca hemos documentado. Necesitamos catalogar y comprender estas comunidades antes de que el cambio climático pueda alterarlas. Algunos de estos microbios podrían ser clave para promover el crecimiento de los árboles, conferir resistencia a las enfermedades o producir compuestos útiles que aún no hemos descubierto», añade el investigador.

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