La empresa de interfaz cerebro-ordenador del excéntrico multimillonario Elon Musk busca voluntarios para empezar a probar en humanos sus implantes cerebrales. Esta prueba piloto de Neuralink quiere ayudar personas paralizadas a controlar un teclado o el cursor de un ordenador mediante la colocación de un dispositivo directamente en el cerebro, en una operación que sería llevada a cabo por un robot.
Personas con lesiones de médula o bien con ELA
Así pues, después de años de atrasos, denegaciones de permisos e incluso acusaciones de maltrato animal, la empresa ha anunciado que un hospital, de que no se conoce el nombre, ha aprobado empezar a buscar voluntarios. Según Neuralink, quiere personas que hayan quedado tetrapléjicas a causa de una lesión de la médula espinal o bien a causa de esclerosis lateral amiotrófica. El objetivo es que su robot quirúrgico experimental, denominado R1, les implante una interfaz cerebro-ordenador inalámbricos, denominada N1, que tendrá 1.024 electrodos en 64 filamentos más delgados que un cabello humano.

Descifrar la intención del movimiento desde el cerebro
Una vez implantados, estos filamentos tendrían que registrar la actividad cerebral relacionada con la intención del movimiento, que seria descodificada gracias a una aplicación experimental de la compañía y convertida en un movimiento que controlaría el cursor de un ordenador o un teclado, mostrando principalmente que la operación es segura pero también sus posibilidades en cuanto a la eficacia.
Un camino lleno de trabas
Más allá de esto, y de la documentación que hay disponible para los posibles voluntarios, no hay muy más información. De hecho, ni siquiera es a la base de datos federales de ensayos clínicos en los Estados Unidos, y tampoco se sabe cuántas personas esperan conseguir. Todo ello se suma a otras circunstancias como el hecho que las autoridades norteamericanas, el año pasado, rechazaron una solicitud de Neuralink para llevar a cabo ensayos clínicos. El mayo de este año, pero, parece que finalmente consiguieron el permiso para una prueba, denominada PRIME, que durará seis años.