Hace meses que el iceberg más grande del mundo, el llamado A-23A se encuentra encallado en las aguas poco profundas de la isla Georgia del Sur. Ahora, sin embargo, el paso del tiempo está haciendo que el iceberg más grande del mundo se esté derritiendo por culpa del verano austral y el impacto de las olas. Gracias a las imágenes capturadas por el MODIS (Espectrorradiómetro de Imágenes de Resolución Moderada) del satélite Aqua de la NASA los investigadores han podido observar las primeras afectaciones en el iceberg.
La realidad muestra que la superficie del iceberg ha disminuido considerablemente desde que el iceberg encalló en esta zona del planeta hace más de 2 meses. Los datos que ofrece el Centro Nacional de Hielo de los EE.UU. (USNIC) señalan que A-23A puede haber perdido hasta 360 kilómetros cuadrados entre el 6 de marzo y el 3 de mayo, una cantidad de masa helada que supondría el doble del tamaño de Washington. De hecho, gran parte de los fragmentos del iceberg se encuentran flotando a la deriva cerca de A-23A. Aunque estos fragmentos parezcan pequeños, muchos de ellos superan el kilómetro de diámetro y suponen una amenaza directa para los barcos que operan por la zona.

A-23A se está debilitando
El paso del tiempo, encallado frente a Georgia del Sur, está haciendo que el iceberg más grande del mundo se esté debilitando. La lejanía del iceberg (que ha recorrido un gran viaje), hace que A-23A se esté debilitando por el paso del tiempo, las temperaturas y el impacto de las olas. La zona que más se ha visto afectada ha sido el borde, aunque también se han observado desprendimientos y fracturas en otras zonas del iceberg. La NASA señala que el destino de A-23A parece ser la desaparición final tras derretirse, ya que el 90% de los icebergs que se han desprendido de la Antártida han seguido el mismo camino que A-23A y se han acabado derritiendo.