Los restos de la prehistoria son un objeto de gran valor científico para poder analizar cómo vivían los antiguos humanos, sus hábitos, la alimentación o su muerte. Una de estas fuentes de información son los huesos y los dientes, ya que también proporcionan conocimientos sobre las enfermedades infecciosas actuales, un hecho que podría influir en el desarrollo de vacunas a través del mapeo a gran escala de dientes y huesos. El estudio ha analizado el ADN de huesos y dientes de 1313 individuos de Europa y Asia (Eurasia) de la Edad de Piedra Temprana.
Investigadores de las universidades de Oxford, Cambridge y Copenhague han analizado las enfermedades y han podido realizar un catálogo completo de las enfermedades infecciosas prehistóricas y donde hay un total de 214 patógenos humanos conocidos que afectaron a las poblaciones prehistóricas y que amenazan a los humanos actuales, motivo por el cual los hallazgos pueden resultar de gran valor para tratar las enfermedades actuales. Según señalan los investigadores, gran cantidad de estas enfermedades aparecieron hace 6.500 años, una época en la que los humanos comenzaron a convivir con animales domésticos, un hecho que multiplicó las enfermedades zoonóticas.
Enfermedades zoonóticas
Uno de los aspectos que señalan los investigadores sobre la importancia de estos descubrimientos es que actualmente casi el 70% de las nuevas enfermedades infecciosas que se han descubierto son zoonóticas, lo que indica que se pueden transmitir de los animales a los humanos y entre estas enfermedades están la salmonela, la listeriosis, la Yersinia enterocolitica o la rabia. La profesora de Virología e Inmunología del Departamento Nuffield de Neurociencias Clínicas de la Universidad de Oxford, Astrid Iversen, señala que «hace 6.500 años, solo encontramos ADN de un microorganismo patógeno en las muestras de Eurasia, que podríamos clasificar como zoonosis. Después de este tiempo, las zoonosis, hasta cierto punto, comienzan a causar la muerte de las personas, y hace unos 5.000 años, las zoonosis realmente despegaron, según nuestros análisis de restos humanos antiguos.»

De hecho, apuntan que hace 5.000 años hubo un aumento drástico de la zoonosis coincidiendo con una migración desde la estepa póntica, zona que comprende partes de Rusia, Ucrania y Kazajistán. Unos movimientos migratorios que junto con la proximidad entre animales y humanos hicieron que las enfermedades infecciosas aumentaran drásticamente.