El calentamiento global y el cambio climático son dos de los grandes problemas a los que se enfrenta la población humana. Los efectos de estas dos afectaciones se están dejando notar en los lagos árticos, donde un clima más cálido y húmedo está haciendo que estos lagos aumenten la productividad biológica y se impulsen las emisiones de metano. Los investigadores señalan que la producción de metano era más alta en los sedimentos de los lagos que tenían una mayor productividad biológica como algas, plantas acuáticas o vegetación terrestre.
Un equipo de investigación internacional ha llegado a esta conclusión después de investigar 10 lagos árticos de Svalbard y la zona subártica de Escandinavia y señalan que los resultados de su investigación «sugieren que el contenido de carbono en el agua y los sedimentos, la profundidad y el tamaño del lago, y la latitud y la altitud influyen en la producción y liberación de metano».
Los resultados del estudio, además, evidencian una diferencia importante. Al comparar los datos y muestras del estudio con las de más de 60 lagos de todo el mundo, los investigadores pudieron evidenciar que los flujos de metano de los lagos árticos individuales son generalmente menores que los de las regiones tropicales o templadas, pero que, a la vez, estos flujos continúan siendo significativos y muy variables considerando la gran cantidad de lagos en los paisajes del norte.

El metano, uno de los grandes gases de efecto invernadero
Es importante destacar que el gas metano es uno de los gases de efecto invernadero más potentes de todo el planeta y se calcula que la emisión de este gas es responsable de aproximadamente el 30% del aumento global de las temperaturas. Los investigadores, además, señalan que el metano es más de 25 veces más potente que el dióxido de carbono como gas de efecto invernadero, motivo por el cual es necesario controlar los procesos que afectan a los lagos árticos, que ya de por sí son importantes fuentes naturales de metano.
