La desclasificación de imágenes obtenidas por satélites espía norteamericanos hace décadas, durante la Guerra Fría, ha permitido descubrir un gran tesoro arqueológico que ha sido presentado en un artículo en la revista ‘Antiquity’. Se trata de centenares de antiguos fuertes romanos, que se desconocían hasta ahora, repartidos entre los actuales Irak y Siria, en el Oriente Medio. A pesar de que es posible que el desarrollo agrícola y urbano y las guerras que han afectado la región desde entonces hayan destruido muchos, saber que estaban hace poner en entredicho una teoría bastante aceptada sobre las fronteras orientales del Imperio Romano.
De línea defensiva a protección para viajeros y comerciantes
Si de los años 30 acá se había pensado que estas fortificaciones estaban pensadas para mantener los enemigos fuera de los límites de la dominación romana, el gran número y la distribución de los que han sido descubiertos ahora hacen pensar en otra cosa. Según los autores de este estudio, podrie haber servido para dar seguridad a los viajeros y comerciantes y que, por lo tanto, las maniobras militares en la región eran muy menores de le que se creían.
Imágenes de satélites espía y de un arqueólogo jesuita de los años 30
Las imágenes estudiadas en este trabajo se obtuvieron durante el Proyecto Corona (1960-1972) y el Proyecto Hexagon (1971-1986). Los militares norteamericanos desclasificaron las primeras el 1995 y las segundas el 2011, y tienen un valor enorme porque conservan imágenes de cómo eran unos paisajes que desde entonces han sufrido cambios importantísimos, muchos de los cuales pueden haber destruido completamente los restos arqueológicos que había debajo. En un lugar como el Oriente Medio, además, donde el suelo es visible muy a menudo, descubrir estructuras antiguas es mucho más fácil.

La investigación de fuertes romanos en esta gran base de datos contó con el apoyo de los mapas de un reconocimiento fotográfico hecho entre el años 20 y 30 por el arqueólogo y jesuita francés Antoine Poidebard, uno de los primeros de este tipo que se hizo a la historia. Poidebard afirmaba que había encontrado 116 fuerte romanos, pero su localización no era exacta, de forma que los investigadores tuvieron que redescubrirlos.
Una gran red de fuertes… y podrían quedar para descubrir
Al hacerlo, los arqueólogo se dieron cuenta que Poidebard solo tenía una visión parcial de las infraestructuras romanas. Los fuertes que él encontró estaban alineados de norte a sur a lo largo de la antigua frontera romana, cosa que lo llevó a pensar en un uso defensivo contra posibles invasores. Ahora, pero, se ha visto que esta línea de fuertes era solo una parte de una franja mucho más grande que iba de este a oeste y que contendía casi 400 estructuras, en una superficie de 300.000 kilómetros cuadrados que iba del Tigris hasta el oeste de Siria y el Mediterráneo.
Los análisis posteriores de las images, además, todavía han revelado más restos de estructuras, cosa que hace pensar que podrían quedar todavía más para descubrir. Además, por sus características y teniendo en cuenta el que se ha descubierto en excavaciones en la región, se cree que las construcciones son de entre los siglos II y VI.

