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Consiguen mejorar la memoria a largo plazo de los ratones

Unos investigadores norteamericanos han conseguido mejorar la memoria a largo plazo en ratones, en un adelanto que, además, los ha permitido descubrir un hecho sorprendente sobre el almacenamiento a largo plazo de los recuerdos. En un artículo publicado en la revista ‘Cell’ explican cómo han averiguado que, después de formarse al hipocampo del cerebro de los ratones, sus recuerdos se arrecian a los núcleos anterior del tálamo, una zona del cerebro que, hasta ahora, no se había relacionado nunca con el procesamiento de los recuerdos.

Esto sorprendió los científicos, puesto que el tálamo siempre se había considerado más relacionado con los sentidos y muy poco con las capacidades cognitivas. Sin embargo, parece que podría tener un papel importantísimo para convertir los recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo y, por lo tanto, podría ser una región clave en el estudio de enfermedades como por ejemplo el Alzheimer, puesto que las personas que la sufren pueden recordar cosas que pasaron hace mucho de tiempos pero, en cambio, tienen problemas con los recuerdos más recientes.

La investigación sobre la creación y la estabilización de los recuerdos

Los neurocientíficos hace tiempos que saben que los recuerdos toman forma al hipocampo, y es por eso que la mayoría de investigación en la amnesia o el Alzheimer se ficen mucho. Estudios anteriores, además, habían hecho pensar que, una vez creados, los recuerdos se estabilizaban al córtex cerebral, y quedaba la pregunta de cómo se lo hacen los recuerdos por ‘viajar’ de una región a otra.

Ratón en un laboratorio | UB
Ratón en un laboratorio | UB

Una nueva tecnología

Gracias a una nueva tecnología que permite seguir la actividad a varias partes del cerebro del sujeto, se puso en marcha un experimento para sacar el intríngulis. Consistía a seguir como se movían los recuerdos de unos ratones mientras aprendían a moverse por un laberinto. Un estudio de una dificultad técnica muy elevada y que supone uno de los más avanzados que se han hecho nunca en este campo.

Los ratones, a medida que iban por el laberinto, recibían incentivos, como por ejemplo comer, o experiencias desagradables, como por ejemplo golpes de aire a la cara. A medida que pasaban días al laberinto, los ratones acabaron formando recuerdos a largo plazo sobre su experiencia. Las observaciones durante este proceso son las que permitieron ver que el tálamo anterior era crucial para estos recuerdos pero también que, si esta región se estimulaba, se podía conseguir que los ratones retuvieran recuerdos que, en la mayoría de casos, olvidaban.

La reacción de nuestro seso a un estímulo conocido puede ser detectada y servir en las investigaciones policiales | Wikimedia Commons
Los resultados en ratones pueden ayudarnos a entender como funciona, también, nuestro cerebro | Wikimedia Commons

Unos resultados que pueden tener implicaciones importantes en los humanos

Si bien los cerebro de los ratones no son exactamente iguales que los de las personas, son suficientes semblantes como para resultar modelos muy útiles del funcionamiento de nuestro propio cerebro. Además, como que son animales que viven mucho más rápido, un estudio que podría tardar meses en humanos se puede llevar a cabo de manera acelerada, en solo semanas, en los ratones.

Sin embargo, hay muchas preguntas para responder. Por ejemplo, tipo de recuerdos diferentes podrían seguir caminos diferentes. Los recuerdos explícitos, que se centran en momentos, cifras y datos concretas, podan no procesarse igual que los recuerdos implícitos, ligados a las emociones y que pueden formarse sin que la persona ni siquiera se dé cuenta. En cualquier caso, este estudio podría tener implicaciones importantes para la investigación, haciendo que los investigadores se fijen más en el tálamo y profundicen en su papel en la formación de recuerdos.

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