El descubrimiento de un collar de 9.000 años de antigüedad, encontrado a una tumba situada a 14 kilómetros de Petra (Jordania) ha permitido ejemplificar las diferencias de clase que había ya entonces, durante la época de los inicios de la agricultura y la ganadería. El collar, muy elaborado, era uno de los objetos que acompañaban las restos mortales de un niño y, tal como explica un equipo de arqueólogos en un artículo en la revista ‘PLOS One’, demuestra que, incluso hace tanto de tiempo, ya había estructuras sociales complejas.
Una pieza de artesanía extraordinaria
El collar en cuestión era una pieza de artesanía extraordinaria, con más de 2.500 bolas de piedra y caparazones repartidos cruzando el pecho de la criatura, además de un colgante de piedra con dos agujeros que se colocaba a la nuca y un anillo de nácar encima del pecho, que había sido perforado para sujetar los hilos de siete filas de bolas que se extendían hasta el colgante de piedra.

Una joya para alguien muy importante
Una joya tan compleja como esta, está claro, solo podía haber sido hecha para alguien con un estatus social muy importante y, si bien no se sabe cuál era exactamente, está claro que el niño enterrado allí lo era. El collar, de hecho, no solo era muy difícil de hacer, muy elaborado, sino que sus materiales habían estado importados de varias partes del Oriente Medio y las dos bolas de ámbar que contiene son las más antiguas que se han descubierto nunca.
Los arqueólogos lo han reconstruido
Durante los 9.000 años que pasó enterrado, el collar se deshizo, de forma que los arqueólogos analizaron la distribución de los restos encima del esqueleto del niño para ver, a partir del desgaste de cada pieza, qué había sido su posición. Esto, junto con la comparación con objetos parecidos encontrados al mismo yacimiento, permitió hacerse una idea de qué había sido su aspecto original. Gracias a todo ello ha estado reconstruit y ahora el collar se puede ver al Museo de Petra.

