Un nuevo estudio ha revelado la existencia de un ciclo geológico de 36 millones de años de duración que tiene el efecto de causar estallidos en la biodiversidad. Según explican sus autores en un artículo publicado a ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, el movimiento de las placas tectónicas hace que el nivel del mar suba y baje, influenciando la diversidad de especies marinas en un proceso que hace como mínimo 250 millones de años que se repite.
Los hábitats crecen o se encogen muchísimo cíclicamente
Cuando las aguas suben y bajan, los hábitats de las plataformas continentales y de los mares poco profundos se expanden y se contraen, dando oportunidades a los organismos para que proliferen o mueran. El estudio del registro fósil ha permitido a los científicos observar como estos cambios provocan estallidos donde aparecen nuevas formas de vida.
La relación entre la geología y la vida
En términos de tectónica, el ciclo de 36 millones de años marca alteraciones muy importantes, su descubrimiento fue la base que puso en marcha este estudio, que se ha fijado en la relación entre los mecanismos internos de la Tierra y el registro de fósiles marinos. Así es como se recogieron muchísimas pruebas que los ciclos tectónicos y el cambio del nivel del mar que causan han tenido un papel importantísimo en la evolución de la vida marina a lo largo de millones de años, introduciendo un factor que hasta ahora había pasado desapercibido.
Si los ciclos duran 36 millones de años es porque hay patrones regulares en el reciclaje de las placas tectónicas en el manto convectiu, la parte móvil que hay debajo suyo y que está formado por roca fundida que se mueve muy lentamente. En algunos yacimientos como la Formación Winton Cretácica, en Australia, se puede observar claramente este ciclo, con las subidas y bajadas del mar y los cambios en aquel en torno a aguas poco profundas registrados por siempre jamás a la roca.