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La sequía impide la trashumancia del Ripollès al Empordà por primera vez en 50 años

La trashumancia entre el Ripollès y el Empodrà no se podrá llevar a cabo por primera vez en 50 años. La sequía continuada de los últimos meses ha obligado a los ganaderos del Ripollès a no bajar el ganado como hacían cada año y quedarse por sus campos, supliendo la falta de hierba con la compra de forrajes en Francia a «precio de oro», el doble de lo que se pagaba hasta ahora.

«Hace 50 años que lo hago, pero este año no hay ni comida ni agua«, denuncia el ganadero Jaume Batlle en declaraciones a la ACN, donde asegura que «incluso los matorrales están muertos». Lo mismo apuntan Jaume Morera y Ramon Carbonell, también de la Vall de Ribes, que ya han llevado a sacrificar ganado. «Esto es insostenible», avisan y denuncian que la administración no les apoya.

Ganaderos de la Vall de Ribes y de la Vall de Camprodon, en el Ripollès, han visto como la situación de las explotaciones se ha agraviado por culpa de la sequía y la falta de pastos en el Emporà, en puntos como Roses, Cadaqués o el Port de la Selva. «Ya haría dos meses que estaríamos», se lamenta Morera, que no ve ningún futuro a medio plazo. Él es la cuarta generación de ganaderos en su familia y asegura que no recuerdan un hecho así antes. «Si esto va a más, no sé qué tendremos que hacer porque no podemos mantener el ganado a estos precios y a ver qué pasa, si llueve», se lamenta diciendo que este es un problema que sufre todo el campesinado catalán.

Una manada de vacas en Ribes de Freser este invierno / Lourdes Casademont (ACN)
Una manada de vacas en Ribes de Freser este invierno / Lourdes Casademont (ACN)

Inflación de precios

El ganadero señala que sobrevivir este invierno será «muy difícil». «Los alquileres de las tierras del Empordà se tienen que pagar igual, como es normal y tenemos que comprar la comida por aquí arriba», detalla el ganadero. Una bala de silo ha pasado de 40 a 80 euros y la de hierba seca también se ha doblado hasta llegar a los 120 euros. El año pasado llovió antes del verano, pero a partir de septiembre ya vino la sequía y los acuíferos se están resintiendo, también en la montaña. Explican que hay fuentes que no manan: «Que esto nos pase aquí, es que es grave».

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