El tratamiento de los residuos en Cataluña es un reto. El tratamiento de los residuos en Cataluña es un reto y al mismo tiempo se convierte en una oportunidad, pero sin duda es una necesidad, porque diariamente se generan gran cantidad de residuos que deben ser recolectados y posteriormente gestionados. El crecimiento de la población y de la actividad comercial e industrial en los últimos años hace que se generen gran cantidad de residuos, y una parte significativa de estos son la fracción orgánica y otros residuos orgánicos (estiércol, purines, residuos de la industria agroalimentaria, lodos de depuradora, etc.).
La fracción orgánica de los residuos municipales, conocida como FORM, y más recientemente como Bioresiduos, son los restos de comida y restos vegetales de pequeño tamaño que se generan en las cocinas de los hogares, en los establecimientos comerciales y en los parques y jardines, y son objeto de recolección selectiva y posteriormente de valorización material y/o energética. Esta fracción representa el 36 % en peso del total de residuos municipales generados, y es la más inestable de todos los residuos municipales debido a su biodegradabilidad, al elevado contenido de agua (alrededor de un 80% en peso) y la gran diversidad y presencia de compuestos orgánicos como pueden ser hidratos de carbono, proteínas o grasas.
Uno de los aspectos fundamentales para comprender la importancia del tratamiento de los residuos orgánicos es que son fácilmente degradables por los microorganismos (principalmente bacterias, hongos y actinomicetos) y, por lo tanto, conviene que sean recolectados y tratados adecuadamente cuanto antes para evitar que su almacenamiento o su tratamiento posterior pueda generar algunas molestias (lixiviados (residuos líquidos) y malos olores).
¿Cómo se deben tratar los residuos orgánicos?
Para gestionar los residuos orgánicos hay fundamentalmente dos opciones posibles como son el compostaje y la digestión anaerobia, y la combinación de ambas.
El compostaje es un proceso biológico aerobio (con presencia de oxígeno) que, bajo condiciones de ventilación, humedad y temperatura controladas, transforma los residuos orgánicos biodegradables, en un producto estable e higienizado llamado compost, que puede ser utilizado como abono orgánico. El proceso de compostaje suele durar como mínimo unas 12 semanas, aunque factores como la tecnología o la disponibilidad de espacio pueden aumentar o reducir este plazo. El compostaje se puede llevar a cabo a diferentes escalas (compostaje en los hogares, compostaje comunitario, compostaje descentralizado y compostaje a escala industrial).

La digestión anaerobia, también llamada biometanización, es un proceso biológico que tiene lugar en condiciones anaerobias (en ausencia de oxígeno) durante el cual una parte de la materia orgánica se transforma, por la acción de los microorganismos, en una mezcla de gases conocida como biogás y en digesto. La duración de la digestión anaerobia suele oscilar entre 2 a 4 semanas y las tecnologías utilizadas suelen ser mesófilas (alrededor de 35 °C) o termófilas (alrededor de 55 °C).
El biogás, que contiene metano, es un combustible renovable muy apreciado, puede ser utilizado para generar calor y energía eléctrica, contribuyendo al abandono del consumo de combustibles fósiles. El digesto puede ser compostado posteriormente o aplicado al suelo como enmienda organomineral.
Pero para que los procesos se desarrollen correctamente, además de un buen manejo, es imprescindible que los residuos orgánicos que llegan a las plantas sean muy limpios, es decir, sin impropios (cualquier otro residuo que no sea orgánico biodegradable: latas, envases de plástico, briks, pilas, etc.)

¿Cuál es la importancia de tratar correctamente los residuos orgánicos?
Tanto el compostaje como la digestión anaerobia son los procesos más adecuados para la gestión de los residuos orgánicos, y cuando se desarrollan correctamente garantizan que los residuos orgánicos se transformen en recursos (compost, biogás, digesto), contribuyendo simultáneamente a:
- una correcta gestión de los residuos, al cumplimiento de las directivas europeas de residuos y al logro de los objetivos europeos
- un ahorro energético, a una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y en definitiva a la lucha contra el cambio climático y
- a la protección, mejora y conservación de los suelos, ahorrando el uso de fertilizantes minerales, incrementando el nivel de materia orgánica de los suelos, haciéndolos más resilientes.
