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Misión, salvar el Delta: 116 millones hasta el 2032

El Delta del Ebro es uno de los grandes espacios naturales que tiene Cataluña. Su atractivo y su riqueza hacen que sea uno de los lugares más especiales del territorio catalán a pesar de que a menudo Cataluña se olvide de la gran importancia que tiene y el esfuerzo que supone luchar para conservarlo. Los últimos impactos ambientales, como pueden ser los temporales Glòria y Filomena o la última sequía llevan al límite un Delta que necesita que las administraciones muevan ficha; y por eso desde el Departamento de Acción Climática de la Generalitat de Cataluña se invertirán 116 millones de euros para el proyecto para actuar en el frente litoral deltaico, las aportaciones de arenas en las playas más frágiles -Trabucador, Marquesa y Buda-, y el ensanchamiento y apertura con dragado de la bocana del Fangar.

Un arrozal del Delta en Deltebre. Algunos terrenos de agrícolas del interior se encuentran por debajo del nivel del mar | Jordi Borràs
Un arrozal del Delta en Deltebre | Jordi Borràs

Salvar el Delta a ‘la holandesa’

El reto de salvar el Delta es mayúsculo. Es una zona muy expuesta a los temporales, una fragilidad que necesita curas constantes, y por eso desde la Generalitat quieren aplicar el modelo holandés (basado en los movimientos de arena) a las playas del Delta. El primero que se hará es caracterizar las arenas para poder dejar a los trabajos que dragarán la bocana del Fangar. El objetivo de dragar esta zona es evitar que se cierre y poder mejorar la calidad del agua que se utiliza para la acuicultura.

La intervención más importante se hará en las playas que estén más afectadas por la regresión, donde se abocarán 11 millones de metros cúbicos de arena para poder regenerar el espacio y que pase de una anchura de entre 20 y 30 metros a una de 100 metros. Según explicó el delegado del Gobierno a las Tierras del Ebro, Adam Tomàs, explica que el modelo holandés es el que más «se ajusta a la tipología de desgaste, por el crecimiento nivel mar, del Delta del Ebro«. Por su parte, el director de los servicios territoriales de Acción Climática en las Tierras del Ebro, Jesús Gómez, señala que hay arena «suficiente para poderlo emprender».

La técnica ‘holandesa’ no es nueva, hace años que varias entidades ya lo están planteando. Holanda, Alemania y Dinamarca mantienen un convenio en el cual cada cinco años se producen movimientos de arena. Es por eso que la movilización de arenas para reforzar y evitar que la línea de mar siga avanzando es una solución más que viable. Una solución que además complementaría una de las crisis que arrastra el Delta, la escasa llegada de sedimentos que en los últimos años se ha sufrido.

Plan general de una laguna del delta del Ebro con ejemplares de nenúfar blanco silvestre, una especie en riesgo de extinción | ACN
Plan general de una laguna del delta del Ebro con ejemplares de nenúfar blanco silvestre, una especie en riesgo de extinción | ACN

El Delta, hogar de los primeros refugiados climáticos?

La situación de peligro y regresión que atraviesa el Delta del Ebro no solo afecta los animales o la fauna, también es una amenaza para los catalanes, que tienen su vida, y la actividad económica, establecida al Delta. En una conversación con Món Planeta en 2021, Albert Pons, campesino y responsable nacional del sector del arroz del sindicado Unión de Campesinos, y Marcela Otamendi, copropietaria del restaurante Vascos y agricultora, denunciaron estos hechos señalando la preocupante situación de la regresión del Delta.

Ponts lamentaba que tuviera «tierras que hace unos años estaban a un kilómetro y medio del mar y hoy están a un kilómetro», una regresión que supone una amenaza al modo de vida de la gente del Delta como el de Marcela Otamendi. Su familia inauguró el restaurante en 1951 y en 2021 se encontraban con la amenaza de un destierro; puesto que parte de la finca donde ellos han desarrollado gran parte de su vida se encontraba sumergida. La copropietaria del Vascos precisamente lamentó este hecho, el de la posibilidad que el cambio climático y la regresión del Delta hagan hundir el trabajo de toda una vida: «Yo quiero conservar el que es mío y no por propiedad, sino porque es mi tierra, mi hábitat. No dejo de ser un animal que no se quiere marchar de su lugar«.

La barra del Trabucador al Delta del Ebro un año después del temporal Glòria | ACN
La barra del Trabucador en el Delta del Ebro un año después del temporal Glòria | ACN

Precisamente, tanto Pons como Otamendi ponían énfasis en el trabajo que hay detrás del Delta del Ebro, el trabajo que hace de esta zona de Cataluña un lugar especial y un trabajo que muchas veces permanece a la sombra. «Este Delta no es tan bonito porque sí. Está trabajado por las manos de hombres y mujeres, muchas mujeres, porque por más que lo denominamos nunca quedamos en equidad«, concluyó la restauradora.

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