Los restos de Theia, el planeta que chocó con la Tierra dando origen a la Luna, todavía están presentes bajo tierra, a una profundidad próxima al núcleo terrestre. Este es el último descubrimiento que ha hecho un equipo de geofísicos que, en un estudio publicado en ‘Nature’, concluyen que este pequeño planeta, destruido al chocar con el nuestro, es el origen de dos grandes masas de materiales extraños encontradas en ochenta en el interior del manto.
Concretamente, una de estas masas, conocidas como LLVP por las siglas en inglés de ‘Grandes Provincias de Baja Velocidad de Corte’ es debajo la África y la otra debajo el océano Pacífico. Las dos son aproximadamente el doble de gordas que la Luna y, si se diferencian del manto que las rodea, es porque su composición tiene unas proporciones de elementos químicos diferentes. Desde su descubrimiento hace casi 40 años, los investigadores se habían preguntado cómo se habían formado y ahora, parece, finalmente tenemos la respuesta.

Comprobando la hipótesis de la formación de la Luna
Una de las hipótesis más aceptadas sobre la formación de la Luna es que fue consecuencia de un gran impacto entre la Tierra y un planeta más pequeño que ha sido bautizado como Theia, pero no se habían encontrado rastros de este último ni al cinturón de asteroides ni en meteoritos. La explicación, según los autores de este estudio, es que la mayoría de este pequeño mundo fue absorbido por la Tierra misma, formando estas ‘manchas’ a su interior, mientras que los otros residuos del impacto se condensaron hasta formar nuestro satélite.
Esto podría explicar por qué las LLVP tienen unos niveles inusualmente altos de hierro, haciéndolas más densas que su alrededor. Y la Luna, de hecho, también tiene unas concentraciones relativamente altas de este elemento. Esto, que empezó siente una teoría, fue trabajado a través de modelos informáticos que simulaban la composición química de Theia, su impacto con la Tierra y si habría podido originar tanto las LLVP como la Luna. Estas simulaciones confirmaron que es posible que todo hubiera pasado a la vez.

Una respuesta que genera más preguntas
Encontrar esta respuesta, pero, como acostumbra a pasar en la ciencia, ha abierto algunas preguntas más. Si el impacto tuvo lugar a los inicios de la Tierra, es posible que esta incorporación de material tuviera una influencia importante sobre su formación y sus procesos internos, como por ejemplo la tectónica de placas, la formación de los continentes y el origen de los minerales más antiguos que se conocen. Estos serán, justamente, los próximos objetivos de los investigadores responsables de este descubrimiento.