Un nuevo informe elaborado por expertos independientes afirma que la NASA podría tener un papel muy importante en la hora de investigarlos, recogiendo más datos sobre este fenómenos inexplicados. Así lo anunció este jueves la misma agencia espacial norteamericana, que apunta que el documento, de 33 páginas de longitud, es el fruto de la creación de un grupo de trabajo el 2022 para trazar una hoja de ruta para que la NASA evalúe los OVNIs y los estudie científicamente.
Ninguna prueba concluyente de la existencia de inteligencias extraterrestres
Una de las conclusiones principales del informe es que, en todos los datos que han estudiado estos expertos y científicos, no han encontrado ninguna prueba concluyente que estos fenómenos tengan su origen en inteligencias extraterrestres y que la NASA podría usar sus satélites y otros instrumentos de que dispone para mirar de sacar el intríngulis. En este sentido, y en respuesta al informe, la agencia ha anunciado que nombrará su primer director de investigación en UAP, la nueva denominación de los antiguos UFO. Su nombre, pero, no será anunciado públicamente para impedir que sea asediado u objetivo de burlas.

La NASA se mirará «seriamente» el fenómeno
El administrador de la NASA, Bill Nelson, subrayó que es «la primera vez que la NASA toma acciones concretas para mirar seriamente» el fenómeno. Así, afirma, «empezamos sin ninguna noción preconcebida pero entienden que sóm en un mundo de descubrimientos». Nelson explicó que hay la posibilidad, por ejemplo, de usar la inteligencia artificial para repasar cantidades enormes de datos disponibles y cruzarlas para conseguir tener una idea más clara de qué pasaba exactamente en el momento en que se produjeron ‘avistaments’ que hasta ahora no se han podido explicar.
Al informe también se hace énfasis en la necesidad de combatir el escepticismo y los prejuicios que pueden hacer que algunos testigos de Ovnis no quieran hablar, cosa que impide la investigación científica y seria sobre la materia. A la vez, pero, también reconoce que los testigos oculares a menudo pueden ser poco fiables y difíciles de corroborar, y es por eso, precisamente, que reclama un marco de trabajo riguroso, científicos, y basado en los datos disponibles.