Un equipo de científicos afirma que la razón última de unos misteriosos ‘lunamotos’, es decir, temblores a la superficie de la Luna, es nada más y nada menos que el módulo de aterrizaje de la misión Apolo 17 de la NASA. Según explican en un artículo publicado a ‘Journal of Geophysical Research: Planets’, el uso de datos antiguos ha permitido ver que la razón son, curiosamente, los cambios de temperatura.
Unas diferencias de temperatura extremas
A la Luna, durante el día, las temperaturas pueden llegar a los 121 °C mientras que, cuando no da el sol, pueden caer hasta -133 °C. Si en la Tierra el calor y el frío ya hacen que algunas estructuras se expandan y se contraigan mucho, en un caso tan extremo como el que sufre Apolo 17, lanzado el 1972, los efectos pueden ser bastante importantes como por, incluso, generar las vibraciones registradas.
De hecho, el mismo estudio afirma que la Luna misma se expande y se contrae en respuesta al calor y el frío. Sin embargo, gracias al uso de la inteligencia artificial, los investigadores han podido detectar los temblores provenientes de Apolo 17, que se encuentra en poca distancia de los instrumentos que detectan las olas sísmicas de la Luna y que permiten conocer la existencia, puesto que un humano que fuera a la superficie sería difícil que los notara.

Una información importante en la hora de colonizar la Luna
Sin embargo, conocer los ‘lunamotos’ es importante para el futuro de la exploración de la Luna, especialmente si se quieren construir bases permanentes, como espera hacer el proyecto Artemis de la NASA. Los peligros del subsuelo son importantísimos en la hora de colocar estructuras en la Luna, y esta es la razón por la cual estos datos son tan importantes.
Además de los temblores originados por el mismo Apolo 17, la Luna también sufre por los cambios de temperatura, otros originados a las profundidades y también, se cree, movimientos causados por el impacto de meteoritos. Nuestro satélite, al fin y al cabo, no tiene placas tectónicas pero sí que tiene actividad en el interior, y hace falta conocerlo a fondo si, de aquí pocos años, queremos que haya colonias humanas viviendo.