La formación del Sol impidió que el Sistema Solar fundido totalmente destruido a causa de una supernova próxima. Según afirma un equipo de investigadores en un artículo publicado a ‘The Astrophysical Journal Letters’, el gas de que se formó el astro del centro de nuestro sistema va esmorteïr una gran explosión, salvando el futuro y permitiendo que la Tierra llegara a existir como la conocemos.
El nacimiento de las estrellas
Las estrellas nacen en grandes filamentos de gas molecular y, en regiones donde hay más de uno, se forman estrellas enormes. La proximidad a estos astros gigantescos podría haber acabado con el Sistema Solar antes incluso de existir como lo conocemos ahora, a causa del riesgo de una gran supernova. Esto es, precisamente, el que pasó, pero el gas del filamento de que se formó el Sol lo protegió, o esto parecen apuntar los análisis de meteoritos que contenían isótopos tan antiguos como el Sistema Solar que se piensan que fueron generados, precisamente, por una de estas explosiones estelares.

Buscando el origen de los isótopos
Si bien hay la posibilidad que su origen no fuera este, y que ya fueran presentes a la nube molecular que formó el Sol, los meteoritos analizados contenían cantidades demasiado altas de un isótopo concreto del aluminio como por haber llegado allá de jefa otra manera. La única explicación posible es un viento estelar muy intenso, que podría haber tenido lugar a causa de una gran formación de estrellas o bien después de una gran explosión.
El Sistema Solar quedó protegido
Así pues, si la supernova no arrasó el Sistema Solar es, probablemente, porque fue parada por los gases moleculares del filamento donde se formó el Sol. El que se ha encontrado a los meteoritos son los isótopos que pudieron llegar al otro lado, prous como para que sea difícil atribuirles cabe otro origen pero demasiado pocos como por haber causado una destrucción que habría acabado con todo.

