La generación de energía solar al espacio con el uso de placas solares ligeras y de bajo coste es una idea que, a pesar de que parezca de ciencia ficción, es viable. Cuando menos, esto es el que afirma el último estudio de un equipo de investigadores de las universidades de Surrey y Swansea, en Inglaterra, que durante seis años ha observado un satélite para ver como generaban electricidad sus paneles solares y como resistían los efectos de la radiación del sol. Unos datos imprescindibles para poner los cimientos para una futura industria de granjas solares al espacio.
Seis años y 30.000 órbitas
Después de un estudio de 30.000 órbitas alrededor de la Tierra, los autores de este estudio están muy satisfechos que, si bien la misión había esta diseñada para durar un año, el satélite continúe funcionando en el jefe de seis. Los datos, de hecho, muestran que las placas solares que lleva han resistido la radiación y que su estructura, muy delgada, no se ha deteriorado en las condiciones extremas del espacio. Si bien su eficiencia ha ido bajando con el tiempo, los resultados apuntan que la idea funciona y podría ser comercialmente viable.

La primera prueba de la eficacia y la fiabilidad de la tecnología
Los resultados apuntan que la tecnología de placas solares de demasiado ultrabaixa podría llevar al despliegue de grandes parques solares de bajo coste al espacio que llevarían su energía en la Tierra. Este experimento, de hecho, supone un gran adelanto en este sentido porque aporta la primera prueba que la tecnología funciona y es fiable en órbita, una pasa importantísima para continuar desarrollándola y desplegándola.
Los investigadores del Centro para la Investigación de la Energía Solar de la Universidad de Swansea crearon placas solares hechas de tel·lurur de cadmio, un material que permite hacer placas que cubran una superficie más grande, son más ligeras y generan mucha más energía que las alternativas actuales, además de ser relativament baratas de fabricar en comparación con las otros materiales. Por su parte, los miembros del equipo de la Universidad de Surrey diseñaron instrumentos para mesurar el rendimiento en órbita.