El pasado mes de diciembre, los investigadores de la NASA alertaron que el asteroide 2024 YR4 orbitaba en dirección hacia la Tierra, donde acabaría impactando. La comunidad científica cifró en un 3,1% la posibilidad de que el asteroide chocase contra la Tierra, y ahora esta posibilidad ha bajado drásticamente porque 2024 YR4 ha ‘cambiado de objetivo’. Las nuevas observaciones del asteroide señalan que ha cambiado su trayectoria y las posibilidades de que impacte contra la Tierra son ínfimas (por debajo del 0,001%), en cambio, ahora 2024 YR4 ha puesto su mira en la Luna. Los investigadores postdoctorales de la Universidad de Helsinki Zuri Gray y Grigori Fedorets han utilizado el Telescopio Óptico Nórdico (NOT) de 2,5 metros en la isla canaria de La Palma, y señalan que el riesgo de impacto en la Luna se sitúa actualmente en un 4%. Esta colisión provocaría que se eyectara una cantidad de material lunar al espacio, unos restos de la Luna que podrían amenazar e impactar contra las infraestructuras, las operaciones y los miembros de las misiones espaciales terrestres y los sistemas Tierra-Luna.
Zuri Gray explica que sus investigaciones sobre la trayectoria se han centrado «en la posición y el movimiento precisos del asteroide, y en analizar su rotación, el tamaño y la forma. Esta información es crucial para predecir mejor su trayectoria futura y, en última instancia, refinar su probabilidad de impacto».
El impacto en la Luna, un riesgo para la Tierra
Aunque a mediados de febrero el riesgo de impacto de YR4 contra la Tierra alcanzó el 3%, este riesgo prácticamente ha desaparecido. A pesar de ello, que el riesgo de impacto se haya trasladado también puede comportar un riesgo para la Tierra. Karri Muinonen, profesor de la Universidad de Helsinki, señala que «si el asteroide impactara contra la Luna, el sistema Tierra-Luna podría verse nublado por partículas desprendidas de la Luna y del asteroide, lo que podría amenazar la infraestructura y las operaciones espaciales humanas».

Estas afectaciones a las infraestructuras y a las misiones espaciales que podría desencadenar suponen un riesgo para la Tierra, no solo por cómo pueden afectar a los equipos sino que además los restos provenientes de la Luna y el impacto contra los materiales pueden generar basura espacial y, en menor grado, algún resto podría entrar en la atmósfera y acabar impactando contra la Tierra.

