Un nuevo artículo publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ afirma que algunas lunas extraterrestres podrían contener hielo de un tipo que nos era desconocido hasta ahora. Tal como afirman sus autores basándose en sus estudios, se podría tratar de una mezcla de agua y sales formada a presiones altísimas y bajas temperaturas y que desafía el conocimiento existente hasta ahora.
Las líneas rojas de Europa
Este tipo de hielo podría explicar las líneas rojas que atraviesan la superficie de Europa, por ejemplo, una luna de Júpiter famosa para tener un océano de agua líquida bajo una corteza de hielo muy gruesa. De las grietas en esta capa helada, a veces se escapan chorros de agua que salen disparados hacia arriba, llegando al espacio. En este tipo de lunas, además, es donde hay más esperanzas de encontrar vida fuera de la Tierra, según los expertos.

En el caso de estas líneas rojas, hasta ahora se sabían que tienen una firma química que no se asemeja a nada que conozcamos en la Tierra. Las marcas amarillas, por otro lado, sí que se sabe desde hace unos años que son a causa de la presencia de cloruro de sodio, es decir, la sal común que usamos a nuestras cocinas.
EL agua salada no se comporta igual en todas partes
Para resolver el misterio pendiente, pues, los investigadores miraron de reproducir las condiciones de Europa en un laboratorio. Así es como se dieron cuenta que combinando agua, sal, temperaturas bajísimas y presiones muy altas, se formaba un tipo de cristal sólido desconocido, que podría ser tanto en la superficie de Europa como al fondo de su océano. Así, el agua y la sal, que son conegudíssimes en la Tierra, podrían comportarse de maneras sorprendentes en condiciones extremas, que no se producen en nuestro planeta.

EL agua y la sal, a temperaturas bajas, crean un hidrato, una red cristalina soportada por enlaces de hidrógeno. Hasta ahora solo se conocía una forma de hidrato, la que se encuentra en nuestro planeta, formado por dos moléculas de agua y una de sal. En Europa, pero, podría haber con dos moléculas de sal por cada 17 de agua y también con una molécula de sal por cada 13 de agua. Esto puede explicar, además, por qué la firma química de las lunas oceánicas de Júpiter indica la presencia de tantísima agua.
Un resultado sorprendente y con muchas implicaciones
Los investigadores descubrieron este hidrato comprimiendo una pequeña cantidad de agua con sal entre dos diamantes, hasta llegar a 25.000 veces la presión atmosférica estándar de la Tierra. Querían comprobar como cambiaba la sal la cantidad de hielo que se formaba, puesto que las sales tienen un efecto anticongelante. El que no esperaban, pero, es que se formaran estos cristales desconocidos, que podrían existir, también, en las lunas de Júpiter.
Este descubrimiento, además de permitir entender las interacciones químicas a mundos oceánicos cómo Europa y otras lunas de Júpiter, también hace pensar que, si en la Antártida hay algún lago con mucha sal, se podría haber formado alguno de estos hidratos si bien, si existe, todavía no ha sido descubierto.