La última vez que el agujero negro del centro de la Vía Láctea se activó fue hace solo 200 años. Así lo afirma un equipo de astrónomos en un artículo publicado en la revista ‘Nature’, que recuerda que desde que el agujero fue descubierto, hace aproximadamente treinta años, ha estado mayoritariamente tranquilo.
El centro ‘durmiente’ de nuestra galaxia
Sagitari A*, como es conocido, se encuentra en 26.000 años-luz de la Tierra y es el agujero negro supermasivo más próximo a nosotros. Los científicos creen que hace muchísimo tiempo que está casi siempre ‘durmiente’, con muy poco material girando a su alrededor, y que es por eso que resulta difícil de observar y que se pudo saber de su existencia hasta tan tarde.

Buscando el origen de la radiación
Hace unos 30 años, precisamente, se detectaron rayos X provenientes de grandes nubes de gas en el centro de la galaxia. Una de las explicaciones que se dio es que, en algún momento, Sagitari A* tiró un pulso de radiación al espacio después de absorber una cantidad notable de material del espacio, y que las nubes de gas reaccionaron. Aun así, también había otras teorías sobre de donde podrían provenir.
Con el satélite Explorador de Polarimetria de Rayos X de la NASA, los investigadores pudieron mesurar la dirección de la radiación, apuntando hacia su origen, que resultó ser justamente el agujero negro supermasivo del centro de la galaxia. Esta polarización, además, también apunta que al menos uno de los pulsos de rayos X se había producido hace unos 200 años, y que el agujero negro se volvió, de sobre, un millón de golpes más brillante del que es ahora.
Los investigadores no saben cómo de habituales son estas activaciones, ni tampoco qué causó esta en concreto. Entre las opciones hay, por un lado, que el agujero devorara lentamente una nube molecular gigante o, de la otra, que una estrella de una medida considerable fuera consumida de golpe.


