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Un campesino turco halla por casualidad un raro mosaico romano del siglo III

Roma -tanto la monarquía, el imperio y la república- fue una de las sociedades que han forjado los fundamentos de las sociedades modernas. Su aprecio por el arte marcó la pauta de la época y cerca de 2000 años más tarde un campesino turco, Mehmet Emin Sualp, ha podido desenterrar una de estas joyas artísticas perdidas a lo largo de la historia. Este campesino de la localidad de Salkaya estaba preparando las tierras para plantar cerezas cuando rescató del olvido un mosaico romano del siglo III.

Concretamente, descubrió un mosaico de 84 metros cuadrados en buen estado de conservación que representaba la sociedad romana en la región de Anatolia, mostrando el control y proyección cultural de los romanos en las ciudades fronterizas de oriente. Este mosaico muestra animales salvajes y domésticos en el que se reflejaba la rudeza de la vida salvaje con imágenes como un leopardo atacando un avestruz, leones persiguiendo cabras o galgos acorralando un jabalí.

Los investigadores señalan que el mosaico se habría ubicado en el salón de recepción o en el comedor de una casa de un alto funcionario romano, un alto cargo gubernamental o militar, ya que además de decorar también habría sido un símbolo de estatus y de poder.

Salkaya, la frontera de Roma

La pequeña población de Salkaya (actualmente su población supera apenas los 500 habitantes) está situada a 500 kilómetros de la capital de Turquía, Ankara. Durante los años de dominio romano Salkaya fue una población fronteriza entre el Imperio Romano y el Imperio Sasánida. Esta región fue foco de conflictos al ser un territorio en disputa y los intercambios culturales de las diferentes poblaciones. Es esto lo que lleva a pensar a los investigadores que este mosaico no era solo un simple elemento decorativo sino que mostraba el poder y la grandeza de Roma.

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