Miembro del cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat de Catalunya se han desplegado en la riera Major de Viladrau (Osona) para realizar un estudio de invertebrados y poder analizar cuál ha sido el impacto en el ecosistema que provocó un vertido el pasado 18 de enero y que causó la muerte de 200 peces -entre los cuales había truchas irisadas, barbos de montaña y larvas de sapillo pintojo, unos animales que son especies protegidas-. Este caso está judicializado y se espera una resolución para detectar si fue un vertido tóxico. En declaraciones recogidas por la Agencia Catalana de Noticias (ACN) el jefe del Área Regional de la Cataluña Central de los Agentes Rurales, Jaume Bosch, ha explicado que los invertebrados son buenos indicadores para conocer la calidad biológica de los ríos y con este macroestudio los Agentes Rurales esperan poder ver cuál es el «grado de afectación al ecosistema».
Bosch ha señalado que la primera hipótesis es que el vertido del día 18 fue un delito ecológico y se produjo en la zona donde están las dos depuradoras. Cabe destacar que las dos infraestructuras -una gestionada por el Consejo Comarcal de Osona y la otra por Liquats Vegetals- tienen unos cánones de vertido y los Agentes Rurales investigan si las dos gestoras han cumplido con estos cánones o no. «Es diferente si viertes una cantidad de sustancia en un vaso de agua o en una piscina. Con los ríos pasa lo mismo: en función del caudal que tengan puedes verter más o menos sustancia», señala Bosch. Además, este vertido llega en un momento en el que la riera tiene poco caudal, y por tanto el vertido debe ser mínimo.

Un estudio de los Agents Rurals y otro de la ACA
Los Agents Rurals han recogido agua de la riera Major de Viladrau para comprobar el estado de esta y se ha practicado una necropsia a los peces muertos. Por su parte, la Agencia Catalana del Agua (ACA) también ha realizado un estudio del agua de la riera y de la espuma que apareció el día 18 para poder clarificar cuál fue la sustancia que causó la muerte de los peces.
