El antiguo Egipto fue una de las grandes civilizaciones del mundo antiguo. Se estima que su historia se extiende a lo largo de más de tres milenios y es considerada como una de las cunas de la civilización. Desde hace décadas, los humanos exploran los restos del antiguo Egipto intentando desentrañar todos los misterios y completar la información que se tiene; y uno de estos ejemplos es la Misión Arqueológica de Oxirrinco, expedición que lidera el Instituto del Próximo Oriente Antiguo de la Universidad de Barcelona (IPOA, UB). Durante noviembre y diciembre de 2024, en el transcurso de las excavaciones, los investigadores han descubierto unos restos únicos que permiten a los arqueólogos ampliar y profundizar los conocimientos sobre la sociedad egipcia, las prácticas funerarias, la vida religiosa y la actividad monástica del antiguo Egipto.
La Misión Arqueológica de Oxirrinco ha sido dirigida por las doctoras Esther Pons y Maite Mascort, e instituciones como el Ministerio de Cultura, la Universidad de Barcelona, la Fundación Palarq, la Sociedad Catalana de Egiptología y AIXA Servicios Arqueológicos han ofrecido su apoyo.
Los descubrimientos más destacados de la Misión Arqueológica de Oxirrinco
La Misión Arqueológica de Oxirrinco gana importancia gracias a los hallazgos que los investigadores han podido extraer. Entre los descubrimientos más destacados hay más de una cincuentena de momias del período ptolemaico -entre el 323 a.C. y el 30 a.C.- de las cuales trece tenían lenguas de oro en la boca; un símbolo que en el antiguo Egipto suponía la preparación para hacer el viaje al más allá.

Además de las momias y las lenguas y uñas de oro, los arqueólogos también han podido recuperar una multitud de objetos con un gran valor arqueológico. Entre los objetos encontrados hay un escarabajo de oro -un amuleto de vida y poder, con forma de escarabajo pelotero que representaba al sol naciente, y era símbolo de la resurrección-, amuletos con figuras de divinidades y una terracota del dios Harpócrates (el dios del silencio).
Las excavaciones arqueológicas también han podido mostrar la estructura de un sepulcro de época ptolemaica que contenía unas trescientas momias. Este sepulcro, formado por tres cámaras funerarias y un techo de bóveda, se destaca por las paredes decoradas con escenas y textos que representan los rituales funerarios y las deidades egipcias. Cabe destacar que esta misión arqueológica también ha permitido reactivar las excavaciones del monasterio copto de San Ciríaco, un monasterio cristiano que data de los siglos V y VII. La basílica de San Ciríaco es de grandes dimensiones y cuenta con decoraciones en sicómoro. La reactivación de estas excavaciones podrá ofrecer más detalles de cómo se extendió la palabra de Cristo, el avance del cristianismo y cómo se desarrolló el movimiento monástico en Egipto durante los primeros siglos del cristianismo.

