La carrera por conquistar el espacio es una de las obsesiones más grandes del ser humano moderno. La carrera espacial para llegar a la Luna y, ahora, llegar a Marte han marcado los últimos años y gran parte de la Guerra Fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. A pesar de esto, los humanos siguen con el espacio entre ceja y ceja y una nueva muestra es el Arca de Noé probada por la agencia espacial rusa, Roscosmos. Durante 30 días los científicos rusos han utilizado el satélite biológico Bion-M 2 para estudiar cómo los seres vivos sobreviven a la radiación del espacio.
La misión se lanzó el pasado 20 de agosto desde el cosmódromo de Baikonur, y durante 30 días estuvo en órbita polar. En el aparato enviado al espacio viajaron 75 ratones macho, unas 1.500 moscas de la fruta, cultivos celulares, plantas, muestras de cereales, legumbres y cultivos industriales, y según recoge la agencia de noticias rusa TASS toda la tripulación mostró buenos resultados a la exposición.
¿Cómo funcionaba el Arca de Noé espacial de Rusia?
En esta misión espacial los científicos rusos instalaron en el exterior del dispositivo un simulador de meteorito que contenía células vivas. Con esta instalación los investigadores quieren analizar cómo la vida puede sobrevivir en un meteorito después de atravesar las densas capas de la atmósfera terrestre. Por su parte, los ratones estaban repartidos en 25 cajas en las cuales había 3 ratones en cada una de ellas.
Alexander Andreyev-Andrievsky, jefe del Laboratorio de Fenotipo Animal del IBP, señala que «Rusia tiene una tecnología que permite que los animales se mantengan en el espacio durante un mes entero. Al mismo tiempo, 15 ratones son alimentados con alimentos secos con el propósito de un estudio adicional del metabolismo del agua-sal, y 60 alimentos de pasta. De estos 60 ratones, nueve son especialmente vulnerables a la radiación, nueve son particularmente resistentes debido a la farmacocorrección, y los 42 restantes responden normalmente a la radiación».

Los investigadores esperan que el informe final sobre la misión espacial se emita el año que viene, cuando ya haga 365 días que los ratones regresaron a la Tierra, un hecho que permitirá un mejor estudio sobre cómo ha afectado la radiación del espacio.