La conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático terminó este sábado por la noche con un acuerdo final en el que no se hace ninguna referencia sobre los combustibles fósiles, lo cual ha dejado a varios países -incluida la Unión Europea- con un sabor de «fracaso». El acuerdo se ha logrado tras una noche de intensas negociaciones cerradas a las ocho de la tarde de este sábado. El documento final de la cumbre de Brasil, ratificado por los 195 países, solo llama a aumentar «la ambición» de las acciones para frenar el calentamiento global y reafirma el compromiso con el Acuerdo de París y el objetivo de limitar a 1,5 °C el aumento global de las temperaturas. Tras el anuncio del acuerdo, sin embargo, varias delegaciones han expresado abiertamente su protesta por lo que consideran una postura poco dialogante de la presidencia, incluidas las delegaciones de la Unión Europea, Colombia, Panamá o Suiza.
Por su parte, el presidente de la COP30, André Correa do Lago, ha reconocido que muchos países tenían «ambiciones más grandes» y se ha comprometido a abordar sus preocupaciones «a lo largo del próximo año»: «Se ha logrado no retroceder», ha valorado la ministra para la Transición Ecológica del gobierno español, Sara Aagesen. Uno de los países que se ha mostrado más reticente con este acuerdo ha sido Colombia: «Colombia no aceptará un texto que niega la ciencia, impide el cumplimiento del objetivo de 1,5 grados, y le da la espalda a los pueblos y a la vida», ha destacado la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Irene Vélez-Torres. A pesar de las malas sensaciones con las que han salido algunos estados de la cumbre de las Naciones Unidas, el acuerdo de este año ha sido ratificado por 195 países.

Un acuerdo a medias
El redactado final no hace ninguna referencia directa a los combustibles fósiles debido a la oposición frontal de países como Arabia Saudí. Ahora bien, fuera del acuerdo final, sí se ha aprobado con el apoyo de 90 países un plan para la transición hacia una economía sin combustibles fósiles que no forma parte del acuerdo final. La iniciativa ha sido impulsada por el país anfitrión, Brasil, con el apoyo fundamental de Colombia. También se ha aprobado un segundo plan de lucha contra la deforestación, el cual ha conseguido el apoyo de otros 90 países, aunque su ausencia del acuerdo final de la COP30 supone un importante revés porque la cita se ha celebrado precisamente en Belém, en plena Amazonía, con el fin de facilitar la inclusión de esta cuestión. Otro de los acuerdos importantes, muy valorado por la sociedad civil, ha sido el de la creación del Mecanismo para una Transición Justa. Según detallan, se trata de un plan que fomenta que la transición hacia una economía verde sea justa y proteja los derechos de toda la población, con mención especial a trabajadores, mujeres, indígenas y afrodescendientes.
