El Ártico ya no es la fortaleza histórica que durante siglos ha mantenido su equilibrio natural sin apariciones de especies invasoras. Un estudio realizado por investigadores del British Antarctic Survey (BAS) ha podido detectar el ADN de una especie marina invasora en el Ártico canadiense, una detección que supone que el cambio climático y el calentamiento global están abriendo las puertas de la fortaleza ártica, ya que las aguas de la región no serían lo suficientemente frías para evitar el avance de otras especies no acostumbradas a este clima y, por lo tanto, ya no hay una barrera natural contra las especies invasoras.
Los científicos tomaron una muestra de agua y la sometieron a la metacodificación de ADN ambiental (eDNA), una técnica que permite identificar una gran cantidad de especies solo a través de una sola muestra -porque los organismos que se desplazan dejan rastros de ADN, y a esto se le conoce como ADN ambiental (eDNA). Gracias a esto los investigadores pudieron detectar la presencia de un percebe de bahía (Amphibalanus improvisus) una especie marina invasora que se está imponiendo en aguas europeas y el océano Pacífico y provoca problemas en los barcos, tuberías e infraestructuras, ya que se incrustan en ellas. Unos problemas añadidos al impacto ecológico generado.

El Ártico, la antigua fortaleza natural
Históricamente, las especies invasoras han intentado llegar al Ártico a través de los cascos de los barcos y en el agua de lastre. En los últimos años el tráfico marítimo se ha incrementado (un 250% desde 1990), un hecho que combinado con el cambio climático y el calentamiento global tiene un gran riesgo ecológico. Elizabeth Boyse, autora principal del estudio y ecóloga del British Antarctic Survey (BAS), señala que «el cambio climático es la raíz de este problema. El número de barcos está aumentando debido a la reducción del hielo marino, lo que abre nuevas rutas de navegación. Además, las especies invasoras que los barcos llevan al Ártico también tienen más probabilidades de sobrevivir y establecer poblaciones debido al aumento de la temperatura del agua». Cabe recordar que las especies invasoras pueden desplazar de sus hábitats a los organismos nativos, un hecho que puede alterar el ecosistema y que también puede afectar a las sociedades de la zona.