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Asocian traumas infantiles e identidad transgénero a la idea suicida en universitarios

Un nuevo estudio liderado por el Grupo de Investigación en Servicios Sanitarios del Instituto de Investigación del Hospital del Mar que ha contado con la participación de 73.000 universitarios de 71 universidades de 18 países entre 2017 y 2023 ha podido asociar los hechos traumáticos en la infancia y la identidad transgénero con la idea suicida de los universitarios.

Los investigadores han podido comprobar que casi la mitad de los participantes (el 47%) habían pensado en el suicidio en algún momento, el 26% incluso había planeado su muerte y el 10% lo habían intentado, unas cifras que se sitúan por encima de la media de la población general y alertan que las cifras podrían ser aún mayores por la sobreestimación de personas con ideación suicida que habían participado del estudio. A través de una encuesta, los investigadores han podido evaluar si la persona en cuestión había pensado en el suicidio, si lo había llegado a intentar o si había algún evento o trastorno mental que propiciara estos pensamientos y acciones.

Los resultados del estudio

Las cifras obtenidas -un 47% de los encuestados habían pensado en el suicidio, el 26% lo había planeado y el 10% lo había intentado- hacen que los investigadores también busquen la raíz del problema. Según destaca el investigador del Grupo de Investigación en Servicios Sanitarios del Instituto de Investigación del Hospital del Mar, Phillippe Mortier, «la exposición a abusos emocionales, abusos sexuales y abandono, sobre todo durante la infancia, está directamente relacionada con la ideación suicida y con la transición hacia la planificación y el intento de suicidio», y añade que no hay un aspecto que afecte más que el otro, ya que «Todos los factores conllevan riesgo, todos los eventos traumáticos, todos los trastornos mentales, sin excepción, conllevan un riesgo de ideación suicida y de pasar a intentar suicidarse». Desde el Grupo de Investigación en Servicios Sanitarios del Instituto de Investigación del Hospital del Mar señalan que hay otro factor a tener en cuenta, ya que se ha demostrado que tener padres que sufran algún trastorno mental puede acabar causando algún tipo de evento traumático durante la infancia.

Los investigadores señalan otro factor clave en el aumento del riesgo de la ideación suicida, ya que la orientación de género puede acabar causando diversos eventos que incrementen este riesgo. Los resultados del estudio muestran que los y las estudiantes transgénero tienen un riesgo de ideación suicida mucho más elevado; concretamente tienen «2,4 veces más de pensar en el suicidio que el resto de estudiantes y 3,6 veces más riesgo de intentarlo». De hecho, los investigadores señalan que es el colectivo con más prevalencia de los factores de riesgo y en los cuales los predictores más fuertes son el abuso emocional, el trastorno depresivo severo, y el trastorno bipolar.

Un 47% dels enquestats havien pensat en el suïcidi, el 26% l'havia planejat i el 10% ho havia intentat | Pixabay
Un 47% de los encuestados habían pensado en el suicidio, el 26% lo había planeado y el 10% lo había intentado | Pixabay

Piden aumentar los recursos en tareas de prevención

Los resultados del estudio hacen que los investigadores pidan un aumento de los recursos en tareas de prevención del suicidio. Mortier asegura que es necesario «aumentar los recursos disponibles para las universidades para disminuir los trastornos mentales, así como el riesgo de suicidio. Se debe invertir en estrategias y recursos para construir intervenciones preventivas eficientes», ya que muchas veces las tendencias suicidas podrían mitigarse o erradicarse si se hiciera una buena prevención en muchos de los casos. Jordi Alonso, coordinador del Grupo de Investigación en Servicios Sanitarios del Instituto de Investigación del Hospital del Mar y coordinador en España de la iniciativa WMH-ICS, señala que «la prevención efectiva debe tener en cuenta la conjunción de factores de riesgo, como el sexo, la identidad de género, la orientación sexual y la acumulación de trastornos durante la infancia, que pueden crear una retroalimentación biosocial que incremente este riesgo».

Uno de los otros aspectos en los que ponen énfasis los investigadores es en la vulnerabilidad que tienen los adolescentes. De hecho destacan que la adolescencia «es un periodo de alto riesgo para la aparición de pensamientos y conductas suicidas, que se pueden mantener hasta la edad adulta» y alertan que «un tercio de los jóvenes experimentan ideación suicida antes de entrar a la universidad», un hecho que se acaba trasladando también a la vida adulta y que puede producir «un menor rendimiento académico y el abandono de los estudios universitarios, así como efectos adversos físicos y mentales a largo plazo y una baja calidad de vida». Ante estos hechos, tanto Mortier como Alonso coinciden en que «identificar los factores de riesgo durante esta transición crítica es esencial para los esfuerzos de prevención».

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